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domingo, 13 de diciembre de 2015

Josep Guardiola: la euforia de una pasión

La nostalgia vivida en las gradas de un recinto deportivo no abruma los sentimientos de un ser humano, que va  a tal escenario a olvidar sus problemas cotidianos de la vida. No importa el sexo, la edad, ni el lugar proveniente de cada partidario, todos gozan de este deporte. Josep Guardiola es el claro ejemplo de ello.


A la pelota tienes que tratarle con amor para termine en el fondo de una red, y acariciarla cuando es necesario. Amarla en cada jugada, ya que nunca sabes cuando te devuelva el mismo sentimiento. El niño que nace con una pelota de regalo-en lugar de un juguete-, en cierta manera su talento aún por descubrir, permanece en el tiempo. Tal criatura va creciendo, llega a la edad en donde el padre se ilusiona con él, anhelando que sea una estrella en el mundo del balompié. Josep Guardiola siempre tiene los ojos puestos en el balón, le gusta y le seguirá gustando el control de la pelota. 

Padre e hijo gozan el mismo orgasmo, llamado gol. No es un orgasmo cualquiera, es uno diferente. Sensación que produce la alegría de cientos de fanáticos solo por el hecho de ver la pelota dentro de la meta de un portero.

Miles de niños se preparan ante las pruebas que se les presenta en algún club. Los más talentosos se quedan, ya que el técnico dice: <<Ese nene tiene las capacidades para ser una estrella>>, los mejores terminan siendo trasladados los mejores equipos del planeta. Los talentosos terminan siendo delanteros, mientras los de poca capacidad o son defensan o arqueros.

Academias por doquier en cada país. Pero, de todas ellas una es la mejor: La Masía del FC Barcelona. La escuela de la que han sobresalido figuras como Andrés Iniesta, Xavier Xernández, Pedro Rodríguez y Lionel Messi, éste último extranjero; argentino para ser más preciso. El niño que cruzo el mar en el año 2000, para probarse en un lejano país. Lo aceptaron. Se quedó. Los títulos lo abalan, ya son 32 con el FC Barcelona. 

Algunos infantes mencionados atrás no hubiesen explotado su capacidad futbolística, si no hubiesen tenido "como padre-entrenador" a  Josep Guardiola que se hizo cargo del equipo catalán en la temporada 2008/09, en la primera fecha de la Liga Santander, perdió. Luego dijo que: "Jugaremos con lo niños", aludiendo a Pedro, entre otros. De esta manera su éxito no se abrumo, ya que tenía un plantel espléndido. En alguna tertulia con Juan Villoro contó que siente envidia por sus jugadores, por la manera como juegan, "Quisiera matarlos", bromea Pep.

En cada gol que da su equipo, Josep Guardiola lo festeja como si fuera suyo. Tal vez recordando sus mejores momentos como futbolista.


sábado, 29 de agosto de 2015

Lev Yashin: el llanero solitario de la portería

Yashin,  único portero en ganar el Balón de Oro
El puesto en el que pocos niños sueñan con ello. La infancia es la etapa de la vida, donde los mayores sueños se plasman para que de una u otra manera sea la algarabía en la adultez. Un niño sueña con ser un delantero, un goleador, un crack, un protagonista dentro y fuera de la cancha. Pero muy pocas veces sueña con estar bajo los tres palos y detrás de la linea del cal.  Ese niño llega a ser un gordo o alto. O en algunos casos se pelea con la esfera, pero si se atreve a tirarse sobre la tierra-césped de un campo de juego está para grandes hazañas. Lev Yashin soñó con ser el llanero solitario de los tres palos, la portería del fútbol. 

Como olvidar la fisionomía de un delantero luego de fallar un gol, ya que es el gran responsable de ello, portero que bajo los tres palos se lanza al vació para impedir el júbilo de muchas gargantas en las tribunas aledañas al recinto deportivo; más aún si se trata de un posible título. Olvidar es parte de la vida, pero se puede olvidar fallar un penal en una final sea por en una liga local o exterior, error que te conlleva a perder un campeonato solo por el echo que el único hombre en usar lo guantes impide esa felicidad. Lev Yashin plasmó tales ideales, hasta ser el único portero de la actualidad en ganar un Balón de Oro. 

Muchas anécdotas de arqueros héroes que salvan a su equipo en últimos minutos, pero qué pasa cuando el portero es el villano. Es el menos querido, el culpable de la derrota. 
Cuándo un delantero falla una jugado previa al gol, el público ovaciona. El compañero de equipo le dice: "Vamos, para la otra entra". En el caso de los porteros cuando no atajan un gol como es debido nadie lo aplaude, ni el propio compañero le dice las mismas palabras mencionadas. Ni siquiera el público se acuerda de él, ni por el hecho de que minutos antes tapo un penal, es olvidado por aquel gol, ya que es la derrota para su equipo. 

Lev Yashin jugó en el Dinamo de Moscú desde 1949,  jugó durante 20 años, tuvo una trayectoria magnífica, impecable, porque estuvo 270 partidos sin recibir un gol, en la liga rusa (Unión Soviética, en aquel entonces). 

Tantas veces querido; tantas veces olvidado. Tanta ovación por algún tiempo. El llanero solitario del campo, él único que ve el fútbol desde otra perspectiva. Pocas veces el capitán. Tantas veces la voz de mando para ordenar la defensa. El hombre que un día pude gozar de una alegría incomparable; el hombre que en algunos días no puede dormir por el blooper que a la par termino en un gol. Lev Yashin participó en cuatro copas del mundo. En Suecia 1958, en Chile 1962, en ambos mundiales llegó hasta los cuartos de final. En Inglaterra 1966, la Unión Soviética se quedó con el cuarto lugar. En México 1970, fue convocado pero no jugó ningún partido. 

El llanero solitario bajo los tres palos también sabe jugar con los pies. Algunas veces responsable de los tiros libre. Muchas veces bajo los tres palos con la cara sucia por agarrar la esfera. Villano o héroe no deja de ser lo que tanto soñó desde niño: tapar un gol al ídolo que una vez soñó. Quizás su meta era jugar en otra posición del campo, pero por azares del destino decidió estar allí con los guantes para evitar los tantos. Lev Yashin era a todo terrero, tenía reflejos, se anticipaba previa una jugada, se sentía seguro de sí mismo. 

El fútbol ha ido cambiando con el transcurso del tiempo. La evolución del guardavallas también. Hoy es un arquero más moderno, sus compañeros tratan de jugar con él. En algunos casos se atreven a ser jugadas en su propia área. Lev Yashin es considerado el mejor portero del siglo XX. 


domingo, 19 de julio de 2015

Lionel Messi: la manzana de la discordia

Lionel Messi perdió dos Copa América. Foto: Andina
Las críticas no cesaron al término de la Copa América Chile 2015. Críticas para un futbolista que robado miles de sonrisas a los buenos amantes del balompié mundial. 

Un niño al cual los clubes argentinos rechazaron y se negaron a pagar su tratamiento, por el déficit que padecía desde temprana edad.

Nacido en Rosario, Argentina. Perteneció a las divisiones menores del Newell´s Old Boys, con quien es su primera final convirtió tres tantos y obtuvo su primer título infantil. El premio de aquel torneo era el mejor de todos para un niño: una bicicleta. 

A los 10 años el mundo deportivo ya iba conociendo el talento prodigioso de este niño. El país incaico gozó con las maravillas de su juego, imponiéndose a cuanto rival se le cruzase en el camino. 

En su país de origen ningún club quiso cargar con el gasto de su crecimiento. Dudaron de su talento futbolístico. Su padre y familia se mudaron a otra nación; a otro continente para buscar algún club que se interesara por él. Cruzó el mar para probarse en club en un lejano país. Su madre y sus hermanos no se acostumbraron al hábito de otra cuidad o país. Decidieron regresar a la República argentina. Solo el señor Messi se quedó en Cataluña junto a su joven hijo, Lionel.

 Las circunstancias que tuvo que pasar este niño, fuera de país, de sus tradiciones, sus amigos, la comida de su madre, el ambiente familiar y tantas cosas que hacen los niños de su edad. Lloró, sufrió en silencio por no decirle a su padre que quería volver su tierra. Creció como futbolista. Extraordinario, por supuesto en la Masía del FC Barcelona se formó. 

El país que lo acogió le ofreció la oportunidad de nacionalizarse español. Él se negó a eso. Porque quería jugar por el país que no el dio nada. Nada. Muchos de sus compatriotas le pegan duro, ya que dicen que no tiene el compromiso con su selección, que no juega como lo hace en su club. El juego es distinto. En su club no siente la presión, ni la frustración de no hacer nada. Con el Barca lo ha ganado todo. Ya que sus compañeros tienen el talento para jugar con un hombre que sigue siendo el mismo niño que ganó su primer título infantil. 

Lo comparan con un grande. Grande lo fue en su tiempo. Maradona y Messi son muy distintos. Desde la personalidad hasta el modo de jugar. 

Basta de calificar de "pecho frío", a un argentino que se negó a jugar por otro que no fuese su país. Los argentinos se deben sentir orgullosos de que un compatriota suyo logré tantas hazañas deportivas. 

Han pasado más de 10 años de su debut y ha logrado tantos títulos para el club que le ofreció la oportunidad que su país lo negó.